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  • Foto del escritorAarón Almansa

Inteligencia Artificial Emocional

Actualizado: 20 mar

Tecnología y Habilidades Humanas

En un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, era inevitable la convergencia entre la inteligencia artificial (IA) y la inteligencia emocional (IE). La interacción de estas dos disciplinas abre un amplio abanico de reflexiones

La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en una fuerza transformadora a nivel empresarial. Está mejorando la eficiencia y el rendimiento de las empresas en todos los sectores y funciones de negocio, demostrando una capacidad impresionante para automatizar tareas repetitivas, analizar datos y patrones, y realizar predicciones muy precisas.

La Inteligencia Emocional (IE) es un concepto introducido en la década de los 90 por los psicólogos John D. Mayer y Peter Salovey. Se define como la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones propias y ajenas, y ha sido reconocida como una habilidad esencial para conseguir el éxito tanto personal como profesional.

La IA carece de la capacidad de experimentar emociones y empatía en el sentido humano. Las máquinas pueden reconocer patrones emocionales y responder a ellos de manera programada, pero su comprensión de las emociones sigue siendo limitada.

La IE consiste precisamente en eso, en la capacidad de captar el lenguaje no verbal, identificar las sutilezas emocionales y responder de manera empática. Todo ello sigue exigiendo el factor humano.


Inteligencia Artificial Emocional

La incorporación paulatina de la Inteligencia Emocional en los sistemas de Inteligencia Artificial configura lo que muchos expertos han llamado IA Emocional.

Es un paso adelante muy significativo para conseguir que la IA no simplemente proporcione respuestas o genere resultados, sino que sea capaz de hacerlo reconociendo y respondiendo según las emociones humanas, adaptándose a las necesidades y estados de ánimo, y ofreciendo respuestas personalizadas para mejorar las experiencias de interacción.

La conexión entre la IA y la IE puede ser vista como una evolución lógica que mejora y complementa a ambas disciplinas.

  • La IA puede ser utilizada como herramienta para comprender mejor los patrones emocionales y desarrollar estrategias efectivas de gestión emocional.

  • La IE puede desempeñar un papel fundamental en la forma en que diseñamos, desarrollamos y utilizamos la inteligencia artificial

Emociones humanas

Las emociones humanas son complejas y complicadas de interpretar. Son multifacéticas, fugaces, duraderas o incluso paradójicas.

Además, pueden divergir significativamente entre individuos, influenciadas por predisposiciones genéticas, culturales o educativas. Todo esto hace que sea muy difícil definirlas y clasificarlas con precisión. 

Esta diversidad emocional plantea un desafío considerable para los sistemas de inteligencia artificial que buscan discernir, interpretar y responder con precisión a las emociones humanas.

Para conseguirlo, la IA debe identificar e interpretar las diversas señales que los individuos muestran consciente o inconscientemente para transmitir sus sentimientos:

  • Expresiones faciales como sonrisas, ceños fruncidos o cejas levantadas, suponen una rica fuente de información sobre el estado emocional de una persona. Su interpretación permite a los sistemas de IA reconocer emociones.

  • Entonación: El tono y el volumen de voz pueden revelar estados emocionales. Por ejemplo, la IRA puede manifestarse como un habla fuerte y rápido, mientras que la tristeza puede aparecer con patrones vocales más suaves y lentos.

  • Lenguaje corporal: la comunicación no verbal, que incluye aspectos como la postura, los gestos y el contacto visual, aporta información complementaria clave sobre la disposición emocional de una persona. Por ejemplo, los brazos cruzados pueden indicar una actitud defensiva, mientras que los hombros encorvados pueden indicar tristeza.

La incorporación de todos estos elementos en los sistemas de IA, consigue que interactúen de manera más efectiva con las personas, al comprender, responder y adaptarse al complejo entramado de emociones humanas


Interpretación de emociones

Los retos más importantes para identificar e interpretar las emociones por la IA son los siguientes:

Ambigüedad y diferencias culturales

Las expresiones emocionales pueden ser ambiguas y el contexto cultural puede influir fuertemente en la interpretación. Por ejemplo, una sonrisa puede significar felicidad, cortesía o incluso nerviosismo, dependiendo de la situación específica, y el trasfondo cultural de la persona que la exhibe.

Diferencias individuales

Las personas muestran y expresan emociones de diversas maneras. Algunos individuos pueden ser muy expresivos, mientras que otros pueden ocultar totalmente sus sentimientos.

Complejidad de las emociones

Los estados emocionales humanos son dinámicos y complejos. Las personas pueden experimentar múltiples emociones simultáneamente, o en rápida sucesión. Esta variabilidad complica aún más la tarea de reconocimiento de emociones.


Los sistemas de IA deben estar preparados para detectar, reconocer y responder a estos estados emocionales dinámicos, para poder obtener una comprensión más matizada y real de las emociones humanas


Métodos para conseguir la IA emocional

Algunas de las técnicas utilizadas para abordar la interpretación de las emociones teniendo en cuenta los retos mencionados anteriormente son:

  • Procesamiento del lenguaje natural (LPN) - Ayuda a las máquinas a comprender y utilizar el lenguaje humano. Con LPN es posible analizar el texto y el habla en busca de emociones evaluando la elección de palabras, la forma de construir las oraciones, identificando el tono empleado, …

  • Análisis de sentimientos – Para determinar si el texto/habla analizado es positivo, negativo o neutral. Utilizando técnicas de Machine Learning se consigue aprender y enseñar a los algoritmos a reconocer patrones emocionales y detectar sentimientos

  • Clasificación de emociones - Descubrir estados emocionales específicos como la felicidad o la ira, y con ello llegar a comprender las emociones en el lenguaje escrito o hablado.

  • Codificación facial de expresiones:  Analizar rostros desde una cámara, un archivo de vídeo grabado, una secuencia de fotogramas de vídeo o una foto, para intentar determinar e inferir una emoción.

  • Gestos y comportamiento: Evaluando movimientos y posturas por las cámaras: manos, rostros y otras partes del cuerpo.

  • Analítica de voz: Análisis de la velocidad del habla, número y duración de pausas y el tono/volumen empleado

  • Seguimiento ocular: Se mide la mirada, la posición y el movimiento de los ojos.

  • Dispositivos wereables: Para detectar las respuestas de la piel, la actividad muscular, la actividad cardíaca, la temperatura del cuerpo, el ritmo de respiración y la actividad cerebral.

 

Los avances son sorprendentes. Los sistemas de IA Emocional actuales consiguen reconocer a través del vídeo si alguien está sonriendo, si está triste, enojado o contento, pero además pueden diferenciar si esa sonrisa es de nerviosismo o de felicidad.

Sus usos y áreas de oportunidad son enormes, y dentro del campo de la medicina un gran ejemplo es su aplicación en el diagnóstico de la depresión.

  • Al estar las personas continuamente en contacto con el móvil (según estudios recientes el uso promedio del smartphone en USA es de 4 horas diarias), es relativamente fácil monitorizar las emociones de la persona que está utilizando el dispositivo.

  • A lo largo del día pasamos por muchos tipos de emociones en múltiples ocasiones, pero a lo largo de días y semanas se pueden observar tendencias de comportamientos y deducir estados emocionales, que pueden prever una tendencia positiva o negativa.

  • Al detectar una espiral negativa, el dispositivo puede identificar y proyectar una tendencia y compartirla con médicos, familiares o seres queridos. Éstos pueden tomar acciones en una fase muy temprana, empatizando con la persona, acompañándola en los momentos difíciles que esté viviendo, y reduciendo las posibilidades de que la tendencia siga su curso y le lleve a una posible depresión.

 

En definitiva, la Inteligencia Emocional Artificial tiene la capacidad de hacer más ‘humana’ la tecnología. Es un paso adelante para ayudar a conocernos mejor y tomar mejores decisiones en un mundo que tiende a ser cada vez más complejo.



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