La transformación digital en las empresas es en un camino progresivo y sistemático. Una organización que ha mantenido criterios y funcionamientos específicos durante un periodo de tiempo, busca modificar sus métodos de trabajo para poder crecer y ser competitiva.
Este proceso no significa que las estrategias implementadas hasta entonces no hayan sido eficaces o ya no funcionen. Pero seguro que habrá formas de actuar que resultan poco eficaces y que es posible transformarlas con una base tecnológica que antes no existía. Se trata en definitiva de un proceso de innovación, que persigue hacer cambios para progresar y avanzar en paralelo a las nuevas demandas del mercado.
La Transformación digital no consiste sólo en adquirir piezas de tecnología. Para tener éxito se requiere un alineamiento con la cultura, la estructura, los procesos y la estrategia de la empresa.
Analizando las experiencias exitosas de empresas que han conseguido resultados espectaculares en su transformación digital, existe un factor común que conviene tener en cuenta que es el cambio de cultura corporativa que ha implicado.
Toda empresa dispone de su propia cultura cimentada por su misión, visión, valores y objetivos. La Transformación Digital no implica necesariamente cambiar estas bases, pero sí revisar los procedimientos, el “Modus Operandi” que permiten alcanzarlas.
El cambio cultural significa impulsar la innovación y promover desde la dirección un cambio de comportamientos sobre las maneras de actuar. En ese viaje, vale la pena destacar algunos aspectos importantes:
Transformar el proceso de toma de decisiones tradicional basado en la intuición y/o puntos de vista de los directivos, hacia un procedimiento mucho menos jerárquico y basado en ciencia. Si por ejemplo se decide adoptar la Inteligencia Artificial, poniendo en marcha un modelo predictivo para optimizar algún proceso de negocio, no puede ocurrir que los responsables de la operación involucrada, tengan que seguir consultando a sus jefes antes de poder tomar una decisión (que estará basada en datos y soportada por un algoritmo diseñado específicamente para habilitar decisiones mejores y más rápidas).
Adoptar un modelo de trabajo colaborativo, evitando los silos. Para poner en marcha proyectos de transformación digital, es necesario la involucración de las diferentes áreas de la compañía, con equipos multifuncionales y personas con habilidades complementarias. Hay que generar una movilización significativa que permita reflexionar, analizar y dar un diagnóstico. Tener presente cómo ha venido trabajando la organización, y cómo queremos que trabaje en el futuro, reconocer los errores, aceptar los fallos, acordar un plan de acción, y abrazar el cambio.
Supongamos que el modelo predictivo del ejemplo anterior, lo pone en marcha el departamento de Marketing para incrementar los ratios de conversión y poder tener una predicción de los clientes potenciales con más propensión a contratación. Para conseguir resultados, no será suficiente con implantar el algoritmo y disponer de estas predicciones, sino que además habrá que poner en marcha la estrategia y cambios en el proceso comercial, para que la compañía transforme su manera de vender de acuerdo a esta nueva información privilegiada.
Agilidad y Dinamismo en los procedimientos internos para adaptarse lo más rápidamente posible a la continua variabilidad del entorno empresarial. No es posible tener éxito si la empresa es lenta y poco ágil en la toma de decisiones, si para arrancar cualquier proyecto innovador es necesario el consenso y soporte de todo el mundo, o si el “miedo” a un posible “fracaso” bloquea e impide que nos lancemos a empezarlo. Evitar llegar “a la inacción por el análisis”. Ser atrevidos con una cierta mentalidad de experimentación es excelente, ya que permite considerar los posibles fallos del proceso, como una manera de obtener feedback y de conseguir un mecanismo de aprendizaje para el éxito final del proyecto.
Soporte total e incondicional de la dirección. La convicción de los directivos de que “es el camino a seguir”, impulsará el cambio de cultura corporativa. Sin su involucración, será difícil girar el modus operandi de la organización.
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